Relatos

PANTXO: UN LIBRO O ¿ALGO MÁS?

05 Mayo, 2021

En junio del año pasado informamos de que la azueluca Miren Uriarte Crespo fue premiada en Bilbao con el segundo premio del Concurso “Premio de Relato Corto en Euskera 2009-10” organizado por Norbega (Compañía Norteña de Bebidas Gaseosas) y Coca-Cola.
Miren superó la fase interna de su colegio Jesús Obrero de Vitoria, fue seleccionada entre los seis mejores cuentos de Alava quedando el suyo en primer lugar y acudió a la fase Regional de Euskal Herria y Navarra donde consiguió el segundo premio que además del correspondiente diploma estaba dotado con un viaje a Berlín con todos los gastos pagados desde el 25 al 29 de junio.
 
Hoy nos ofrece su relato en castellano para que lo podamos leer todos, ya que el original fue escrito en euskera. Este es el relato de Miren.

PANTXO: UN LIBRO O ¿ALGO MÁS?

Pantxo tenía un castillo gigante, pero no era lo bastante grande para su corazón. Pantxo, era un viejo libro y llevaba muchas historias de príncipes dentro de su enorme corazón.
 
Su hogar era el castillo de un viejo y vago rey. A ese vago rey no le gustaba nada leer y por eso Pantxo siempre estaba solo en la vieja y abandonada biblioteca del castillo. Un pequeño ratón tenía como único amigo. Aquel ratón era un siglo más joven que Pantxo y se conocían muy bien entre ellos. El ratón sabía cómo era su amigo por dentro, honesto, de buena voluntad, fiable…
 
Un día, el viejo rey que vivía en ese castillo se murió y en su lugar coronaron rey a un joven y apuesto príncipe. Al príncipe (tan vago como era su padre) se le ocurrió redecorar todo el castillo. En aquella vieja biblioteca instaló un gimnasio y envió a Pantxo en un tren.
 
El calendario fue cambiado y finalmente el tren paró y sacaron a Pantxo de allí. En aquel país la gente era diferente y desconocida para Pantxo; la gente era de otro color, un color oscuro. Pantxo empezó a pensar y entonces… claro ¡Estaba en África! En el corazón de Pantxo estaban guardadas muchas mágicas historias de África y de su gente, entre otras muchas. Esa era la única razón por la que Pantxo sospechaba que África era el lugar en donde él se encontraba.
 
En aquellas historias había muchos animales, por lo que Pantxo se sentía el protagonista de aquellas historias guardadas en su corazón. Pero por otra parte, Pantxo se sentía como en otro mundo, ya que la mayoría de los animales eran extraños para él, por ejemplo el león, el elefante, así como las abejas.
 
La gente que vivía en el pueblo donde se encontraba Pantxo no sabía leer y por lo tanto todos los libros se los quedaba el hombre más sabio de todo el pueblo. Aquel hombre, de 10 años, cogió todos los libros que pudo, y entre todos aquellos libros, Pantxo era el más viejo.
 
Pasado un día el sabio se había leído todos los libros procedentes de la biblioteca de Pantxo, todos menos Pantxo. Miró a Pantxo y pensó que era demasiado viejo como para tener alguna emocionante historia en su interior, por lo tanto dejó que cogiese polvo en una esquina, solo de nuevo.
 
Aquella semana, el hombre, muy cansado, llegó a su casa. Allí comió y fue a acostarse. Pero tenía un terrible problema, y era que para dormir bien, necesitaba leer un nuevo y diferente libro. Empezó a rebuscar en su enorme estantería, pero no encontraba ni una nueva historia que poder leer. Miró a Pantxo desesperado por poder echar una cabezadita, pensó que por lo menos si leía aquel libro podría dormirse del aburrimiento, y le gustó su idea. Apenas había leído la segunda página y ya se había enamorado de la historia que tenía el libro en su corazón. ¡Se dio cuenta de que Pantxo era el mejor libro leído en todo el mundo! Por eso decidió que no iba a volver a dejar aquel libro solo.
 
Pantxo, radiante de felicidad, abrió su corazón para no volver a cerrarlo jamás.