VIII CENTENARIO DE AGUILAR DE CODES

16 Octubre, 2019

El día 5 de octubre de 2019 Aguilar de Codés, nuestro pueblo vecino, celebró la  conmemoración del “VIII CENTANARIO DE SU FUNDACION” en el año 1219 cuando se desdobla de Marañón y Sancho VII el Fuerte lo fortifica con grandes murallas que hacen inexpugnable la meseta donde está ubicado. Si bien, los restos arqueológicos encontrados en la zona atestiguan que estuvo poblada al menos, desde época romana. De esta época quedan vestigios de una calzada romana y algunas estelas funerarias guardadas en el Museo de Navarra; en casi todas ellas se repiten, como motivo decorativo, toscas representaciones humanas con las manos entrelazadas.

Es en la Edad Media cuando esta localidad adquiere relativa importancia a partir del año 1219 en que fue fortificada por Sancho el Fuerte, pudiendo apreciarse todavía en su trazado actual restos del antiguo recinto rectangular amurallado que atraviesan dos únicas calles paralelas y su emplazamiento defensivo en un lugar elevado desde donde se domina una gran panorámica. Más tarde, en 1269, Teobaldo II le concedió el título de buena villa y franca, con asiento en Cortes así como el Fuero de Viana. Su finalidad defensiva, suponía la concentración en este lugar de los habitantes de la zona para reforzar la frontera con Castilla.

La exención de peajes y la facultad de celebrar mercado los martes eran buen estímulo para atraer pobladores. Enrique I (1271) dispuso que los habitantes de la aldea del Río se instalaran en la nueva villa y un siglo después (1373) Carlos II ordenó lo mismo a los de Azuelo, que quedaron adscritos a su jurisdicción, juntamente con el desolado de Collantes.

Enrique I había entregado vitaliciamente la villa a  Pedro Sánchez de Monteagudo. Tuvo estatuto de buena villa y asiento en Cortes  reconociendo y jurando en ellas a la reina Doña Blanca el último día de octubre de 1419. Por la sentencia arbitral de Bayona (1463), debía pasar a manos del monarca castellano Enrique IV, pero sus habitantes se resistieron y permanecieron dentro del reino de Navarra. En premio a su fidelidad, Juan II les eximió (1466) del pago de la fonsadera, de la que se habían redimido ya de la mitad abonando a Carlos II 120 libras (1368); y les condonó el censo que abonaban por el monte de Lanz.

Aunque no hay datos precisos no cabe duda de que a lo largo de la Edad Moderna y hasta la Contemporánea, actuó en distintas ocasiones como cabeza del Valle de Aguilar, y por tanto de las poblaciones de Azuelo, Torralba, Espronceda y Desojo. Consta que en 1757 las Cortes de Navarra establecen sobre ella una división administrativa para la plantación y conservación de árboles, incluyendo además de los anteriores los de Lapoblación, Marañón, Cabredo y Genevilla.
Aguilar de Codés fue escenario importante, durante el siglo XIX, de las Guerras Carlistas, sobre todo durante la primera, en que constituyó en diversos momentos el principal refugio de Zumalacárregui.
A principio del s. XX  tenía salinas, algo de ganadería, y una pujante agricultura. Había un puesto de la guardia civil y un hospital.
Es patria del obispo Juan José Pérez del Notario y del general carlista Juan Antonio Guergué Yániz, de los escritores Joaquín Martínez de Zúñiga, José del Solar y Maeztu y Agapito Martínez Alegría.
Amaneció el día 5 de octubre en Aguilar con un sol radiante y por arte de birlibirloque del Brujo de Bargota el pueblo apareció inmerso en la Edad Media. Gallardetes, pendones, aperos, caballos, ovejas, ocas, paja, damas, criadas, señores, soldados, labriegos, pastores, frailes, comerciantes… hasta el Conde de Aguilar en su torre y los reyes Sancho III y Blanca de Navarra en el atrio de la iglesia y… muchos curiosos de los pueblos vecinos pululaban por sus calles. Por un día, Aguilar recuperó la población que en tiempos pasados tuvo sobrepasando el medio millar.

A las doce, en la escuela los niños del pueblo iniciaban una lección de historia. Lección que continuó una labriega, la actriz Marta Juániz, actuando de guía y  conduciendo a todo el populacho asistente por un recorrido de las calles de la villa pasando por el mercado donde se vendían productos del campo, aperos, herramientas, aves de corral, miel, dulces… mientras las verduleras alegraban al personal con sus jocosos diálogos. Asistieron a una candilada, sólo apta para mujeres, los barones lo tenían prohibido, aunque se les coló el cura. En el atrio de la iglesia aparecieron los Reyes Sancho VII y Blanca de Navarra para saludar al pueblo de Aguilar. El Conde de Aguilar dio cobijo a los reyes en su bastión dirigiéndose todos a la “Plaza de Lázaro” para asistir al baile medieval de las ballestas interpretado por las doncellas del pueblo. Tras el baile, toda la comitiva se dirigió hacia la puerta oeste de la villa para dar fin al recorrido en el mismo punto donde se había iniciado dos horas antes. Después, el gentío volvió a ocupar las calles del pueblo hasta la hora de la comida medieval a la que asistieron más de doscientos comensales dando buena cuenta de las viandas que llenaban largas filas de humeantes parrillas

Enhorabuena al pueblo de Aguilar que con trabajo, dedicación y esmero ha sido capaz de recrear un amplio pasaje de su historia, recordando la importancia que en esa época tuvo Aguilar en el Reino de Navarra.
Felicidades a todos los aventones y aventonas que han organizado, colaborado y participado en tan gran y noble conmemoración, especialmente a ese elenco de actores que acompañados de la mano del grupo Nave Teatro han logrado dar nueva vida a sus antepasados