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LOS LOCUELOS

Quizás en Azuelo no sepamos quienes son Los Locuelos, mas en su pueblo, Arellano, la Cuadrilla Los Locuelos es muy conocida. Lo que si tenemos claro…
08 Mayo, 2019

Quizás en Azuelo no sepamos quienes son Los Locuelos, mas en su pueblo, Arellano, la Cuadrilla Los Locuelos es muy conocida. Lo que si tenemos claro que locos no están, sino muy cuerdos; tan cuerdos que un buen día decidieron que tenían que venir a conocer nuestro pueblo, ya que les llamaban mucho la atención las reseñas de prensa de lo que aquí hacíamos y ello era como para venir a conocerlo porque la mayoría de ellos no habían estado por aquí.

Así fue como el día 1 de mayo llegaron Los Locuelos a nuestro pueblo contactando con Pedro para que les hiciese de guía. A su llegada al pueblo indicaron que lo primero que querían hacer era almorzar en el Corral de Ganuza o en la Choza de Los Pastores y después visitar todo lo que les diese tiempo hasta la una de la tarde cuando se iban a trasladar a Viana para comer.

Decidió Pedro llevarlos a almorzar a la Choza de los Pastores y en el trayecto pudieron ver las fuentes de Las Arcas, Valdillera y Santa Engracia. El almuerzo fue largo y pausado, ya que la estancia en la Choza con el almuerzo y la tertulia no era consciente de que el tiempo corría. Se asombraron de que semejante refugio estuviese abierto para el servicio de todos los que allí llegasen; no estuvieron solos, una pareja de Ubago había venido andando y estaban almorzando reponiendo fuerzas para iniciar el regreso.

Los Locuelos regresaron a Azuelo y fueron a visitar la Casa de La Conrada, la “Casa encantada de Azuelo”. Al recorrer la casa todos reconocieron los enseres que en ella había trasladándolos a su infancia y recordando vivencias de su pueblo que al igual que en una película vieron cómo se les reproducían. Los despidió La Conrada desde su ventana y prosiguieron recorriendo el pueblo. Al salir, como a todos los que la visitan, la casa les encantó

Nuevas paradas en el domicilio de la Asociación y en los lavaderos. Nada menos que dos lavaderos, uno para lavar de rodillas y otro de pie. ¡Y muchos pueblos ya no tienen lavadero!, decían. Terminaron el recorrido con la visita al Monasterio, que la premura de tiempo hizo que no fuese muy extensa.

Los Locuelos quedaron satisfechos con su visita a Azuelo, mas se quedaron cortos de tiempo y aún se les quedaron muchas cosas por ver, es por eso por lo que al marchar y al despedirse de Pedro unos y otros repetían que tenían que volver, unos para hacer senderismo, otros para ver el Belén del Monasterio, otros para ver los jardines de la Virgen del Paso y de la Poleja, otros para ver los aljibes… No tenemos duda de que cuando estén en Arellano y recuerden este viaje nos harán propaganda de nuestro pueblo y dirán que todo lo que de Azuelo dicen los periódicos es cierto.

Muchas gracias por vuestra visita ¡Locuelos! Cuando decidáis volver otra vez, ya sabéis que seréis bien recibidos.