III MARCHA “RUTA DE LOS LAVADEROS”. JUNIO 2.010

07 Junio, 2010

            Senderismo social y etnográfico es el que realizaron cinco pueblos del Valle de Aguilar el pasado día 5 de junio. Cuando el verde esperanza de los campos de cereal se quiere tornar en amarillo de madurez, cuando las rojas amapolas y las amarillas mayas inundan caminos y ribazos, cuando las guindas y las cerezas tientan a todos quienes se acercan a ellas es cuando los aficionados a “andar” de los pueblos de Aguilar, Azuelo, Torralba, Espronceda y Bargota recorren los campos de sus pueblos visitando los lavaderos que hay en cada pueblo y que han sido restaurados durante los últimos años.

  Este año han sido 48 los senderistas que partieron desde Aguilar a las nueve de la mañana tras visitar su lavadero y su anexa Fuente Vieja, conjunto monumental hídrico a destacar en Navarra, mejorado este año con un nuevo acceso y dotado de mesas y bancos de piedra hacen de este paraje uno de los más relajantes de todo el valle para gozar durante los fuertes días de verano. Tras visitar la hermosa ermita románica de San Bartolomé y beber agua en Fuentes Frías, la mejor fuente de todo el valle, llegaron a Azuelo, donde visitaron sus dos lavaderos, pequeños y coquetos, que juntamente con el de Espronceda son los tres que hay cubiertos en toda la ruta. Allí almorzaron de sartén y tenedor, huevos fritos con panceta además de pan y vino con los que se anda el camino. En Azuelo se incorporaron otros senderistas al grupo partiendo 57 en dirección a Torralba; en ruta visitaron la ermita de San Simeón, monje benedictino de Cabredo que murió en Azuelo y por el lavadero de la Lusa entraron en Torralba, tras visitar el lavadero de la Fuente donde bebieron agua, ya que el calor apretaba como dicen por algunos sitios, “pero que muy mucho”, aceleraron el paso en busca del avituallamiento de Espronceda. Allí estaba esperando el vehículo de apoyo con agua fresca y naranjas para coger fuerzas y afrontar la última etapa de la marcha, la más dura por la empinada cuesta que tuvieron que superar hasta dar vista a Bargota. El grupo formado ahora por 75 senderistas salió muy compacto desde el lavadero de Espronceda, mas poco a poco se convirtió en una serpiente multicolor que se retorcía por las curvas de las duras rampas del camino. A la entrada de Bargota, donde se encuentra el lavadero se fueron reagrupando y refrescando, los más pequeños no pudieron resistir la tentación de convertir el lavadero en piscina y en el se metieron a jugar como si de un parque acuático se tratara.   Eran las dos y media de la tarde cuando los senderistas a la sombra del frontón cubierto de Bargota daban buena cuenta de unas paellas preparadas por José Mª Ochoa de la Asociación Santa Engracia regadas con el buen vino de la tierra de la bodega Biurko Gori y acompañadas con unos entremeses por delante y melón fresco de postre, no faltó el helado, cafés, copas y pastas que hicieron disfrutar a todos los asistentes de una prolongada y merecida sobremesa de descanso.   Este año la gran novedad de la marcha ha sido la restauración del lavadero y la Fuente Vieja de Bargota. Conjunto que será visita obligada para todos quienes a este pueblo lleguen ya que está llamado a ser la joya de su entorno ¿Cuántos años hace que este lavadero dejó de utilizarse, se abandonó y se convirtió en una ruina repelente? Quienes lo han conocido en ese estado de abandono apreciarán bien la diferencia y quienes lo visiten por primera vez se quedarán impresionados por este lugar singular y emblemático de esta localidad que en cuanto que la hierba crezca y los árboles den sombra y se complete su dotación con unas mesas se convertirá en el lugar de paseo preferido durante el verano para los bargotanos.  

            En 2.008 se celebró esta marcha por primera vez; entonces los organizadores de la misma no pensaban que dos años más tarde iban a estar restaurados todos los lavaderos de lo pueblos y llenos de agua como ahora lo están, aunque lo añoraban e insinuaban a las autoridades locales. Hoy la Ruta de los Lavaderos es un recurso turístico más para estos pueblos, se puede recorrer andando, en bici o a caballo, hasta en coche por toda la carretera del valle. Una ruta que humaniza el paisaje con cada uno de estos lavaderos que si sus piedras pudiesen hablar cuántas y cuan bellas historias nos contarían de aquellas que durante cientos de años ellos escucharon.