CUMPLIMOS UNA PROMESA

A ultimos de diciembre Txelo, Xabi y toda su familia se trasladaron hasta Azuelo con las cenizas de Felix para darles cobijo en el lugar que mas habia pateado el durante los ultimos anos, su huerta, a pesar de su enfermedad que termino por no dejarle venir hasta su pueblo.

Le habiamos prometido a Felix que iriamos nosotros a San Sebastian a entregarle las espigas de vidrio, ya que el no pudo asistir este ano al Dia de Nuestros Mayores cuando la Asociacion homenajeo a los labradores jubilados de Azuelo que quisieron asistir a esta fiesta. Para cumplir nuestra promesa nos trasladamos a Donosti y en su casa les entregamos a Txelo y a Xabi las espigas de Felix ante un nacimiento que Xabi habia traido de la selva de Peru, donde el vive y trabaja, para celebrar la Navidad.

Una vez mas recordaremos el epitafio que Felix hubiese querido para el y que se lo escribio su sobrino Alvaro, aquel nino, hoy un hombre, que descubrio nuestro pueblo cuando aquella chica de San Sebastian, Txelo, se enamoro de nuestro Felix.

Yo soy un hijo de la tierra.
Por la tierra camine muchos anos.
Me acuesto en la tarde de los dias
y renazco a la vida en una nueva manana.
Mi vida sigue puntualmente los ritmos de los tiempos.
Yo soy un hijo de la tierra.