CONFERENCIA LA RISMA DE AZUELO

14 Mayo, 2012

El día 12 de mayo tuvo lugar en Azuelo la presentación de “La risma de Azuelo” con una conferencia en la que participaron la investigadora Mª Inés Sainz, el pintor Angel Elvira y el secretario de la Asociación Santa Engracia, Pedro San Emeterio.

Mª Inés habló sobre los rituales y conjuros de todo tipo que se han utilizado en nuestra tierra navarra a lo largo de la historia hasta el último tercio del s.XX y que algunos aún perduran en la actualidad para implorar al cielo la protección de personas, animales, viviendas y cosechas cuando el hombre se ha visto indefenso e impotente frente a los poderes de la naturaleza, como son los destinados a expulsar demonios de los cuerpos de posesos y embrujados, los que increpaban a las nubes y a las tormentas, bien para solicitar la lluvia ante la sequía, bien para evitar los daños de las tormentas y tempestades, los que protegían a los campos de las plagas y a los animales y a las personas de las enfermedades como el carbunco o la rabia.

Pedro San Emeterio disertó sobre la risma de Azuelo y su ritual para sanar la rabia en el Monasterio de Azuelo. Fue famoso el Monasterio de San Jorge de Azuelo, no sólo por albergar tantas reliquias como el Monasterio de Leire sino también por la curación del mal de la rabia tanto de animales como de personas. Las generaciones jóvenes de Azuelo desconocen qué era la risma y en qué consistía, no así las mayores que tienen vivo su recuerdo y son capaces de explicar con todo detalle el ritual y conjuro de la risma para sanar la rabia.

La risma es un instrumento de hierro con el que marcaban (“rismar”) a los animales, sobre todo perros para evitar la rabia. Es una varita de hierro, provista de mango o empuñadura de madera y una cruz en el otro extremo, el cual era introducido en el fuego; puesto al rojo, era aplicado a los animales en la frente después de mojarlo en el agua que pasan por la cabeza de San Jorge. Los perros eran sujetados por el pescuezo con una argolla de hierro; esta argolla era doble con distinto diámetro para sujetar a los perros grandes y a los pequeños. Las personas que vienen heridos de mal de rabia al Monasterio tienen que rodear tres veces la iglesia del Seño San Jorge por la mañana y después beber el agua que pasan por la cabeza del Santo durante todos los días que estén alojados en el Monasterio. Y es cosa maravillosa que aunque vengan rabiando se les quita y los que en duda hacen esta diligencia nunca sienten esta enfermedad.

No solamente se traían los perros a rismar a Azuelo, sino que cuando en alguna localidad se producía un caso de rabia que a veces se convertía en un foco de esta enfermedad, allí acudían los monjes del monasterio o el párroco de Azuelo, cuando éstos ya lo habían abandonado, con la risma y las reliquias de San Jorge para tratar a todo el ganado. Está muy bien documentada la salida que se hizo en el año 1904 a Murieta, Ancín, Legaria, Piedramillera, Mendaza, Asarta, Nazar, Mirafuentes, Otiñano y Torralba del Río.

La risma de Azuelo que estaba instalada en la puerta del Monasterio, cuando desaparece la comunidad de monjes con la desamortización del s.XIX se lleva a la casa del sacristán, en la que ha permanecido hasta el último tercio del s.XX , momento en el que se achatarró por no usarse y considerarse un estorbo donde estaba ubicada. Hoy, a partir de un dibujo realizado por el ya fallecido Hermano de La Salle, Benigno Crespo, estudioso de la historia de Azuelo y su monasterio, ha sido reconstruida por el herrero de Mendavia, Jesús Martínez, que la ha donado a la Asociación C. Monasterio de San Jorge de Azuelo, hecho que se agradece, y está instalada bajo el cuadro pintado por Angel Elvira en el Monasterio para conocimiento y curiosidad de quienes lo visitan.

Terminó la conferencia el pintor mendaviés Angel Elvira explicando el cuadro por él pintado y encargado por la Asociación San Jorge de Azuelo en el que se recrea una escena de la risma de los perros en el Monasterio de San Jorge.

Se puso broche al acto con la entrega de una placa con la reproducción del Monasterio en relieve hecho en bronce sobre mármol al pintor Angel Elvira en agradecimiento por su contribución a la divulgación con su obra de la historia, costumbres y tradiciones de Navarra y especialmente de Azuelo.