BODAS DE PLATA DE LIDIA Y JOSE ANTONIO

17 Agosto, 2010

 El día 7 de agosto celebraron en Azuelo las Bodas de Plata Lidia y José Antonio acompañados de su hija Nekane, familiares y amigos. Veinticinco años de casados son la primera celebración de esa cadena que se prolonga con las Bodas de Oro y las Bodas de Diamante. ¡Ojalá que ellos completen la cadena y que nosotros podamos dar fe de ello! ¡Felicidades pareja!

 Eran las nueve de la tarde cuando un autobús entraba en Azuelo procedente de Mendavia. Los de La Ribera subían contentos porque el calor de Mendavia y los mosquitos se quedaban atrás; las caras sonrientes que traían en el autobús se transformaron en gestos de contrariedad al bajarse, porque en Azuelo ese día, como la mayoría de los días del verano, para las ocho de la tarde hay que ponerse la chaqueta, que por algo es montaña. Los de Azuelo los recibieron con efusión y tras los saludos de rigor, los ribereños exclamaban ¡Qué frío hace en este pueblo!, ¿Dónde nos metemos hasta la hora de la cena? Dicho y hecho, los anfitriones los llevaron a visitar la exposición de “Juegos y juguetes antiguos” al salón del Centro Cívico, donde se les pasó una hora recordando su infancia y contando anécdotas de sus juegos.

 La cena se celebró en El Granero, los novios recibieron a los invitados entregándoles una rosa a las damas. La cena, mejor dicho, el banquete porque hasta tarta nupcial y todo hubo, la sirvió la empresa de catering Sarayola y la sobremesa el Trío Trébole la animó de tal forma que parecía que las Fiestas de Azuelo se habían adelantado.

 Como decía Lidia, en esta repetición de mi boda me lo estoy pasando mejor, ya que entonces entre los nervios y los pocos años que tenía, no me enteré de nada, a lo que asentía José Antonio con una sonrisa picarona, de las que son habituales en él.

 Los invitados se olvidaron pronto del frío de Azuelo ya que con el vinillo de la cena fueron entrando en calor y al final terminaron sudando tras los bailes de la sobremesa. Era tarde, tarde, tarde cuando llegó el “voy y vengo” para llevarlos de nuevo a Mendavia. En la despedida todo eran caras sonrientes y parabienes con una sola exclamación ¡Qué bien nos lo hemos pasado en Azuelo! Nosotros no lo dudamos porque aquí todo el que viene se lo pasa bien y repite, así que ¡Mendavieses, hasta cuando queráis daros otra vueltica por Azuelo porque nuestra Choza de los Pastores no envida a ninguna de las “cabañas” de Mendavia, la tenéis que conocer!

 Felicidades de nuevo, Lidia y José Antonio, y muchas gracias por celebrar este aniversario en Azuelo. Está muy bien eso de casarse una vez en Mendavia y otra en Azuelo. A ver si cunde el ejemplo y tenemos muchas celebraciones de éstas.